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Hablando con Fran Silvestre sobre arquitectura, diseño y salud

Hablando con Fran Silvestre sobre arquitectura, diseño y salud

ABRIL 2025
·
6 minutos

Cuanto más entendamos la influencia del entorno en nuestra salud y estado de ánimo, más podremos transformar la manera en que diseñamos y habitamos el mundo.” 

Desde que, hace ya dos décadas, fundara su estudio de arquitectura y diseño en Valencia, Fran Silvestre ha sido capaz de ver qué necesita la gente para vivir mejor. Proyectos de mayor o menor escala, desarrollados con más o menos recursos, y en los que siempre está presente la misma filosofía, industrializada, sostenible y que permite disfrutar de una experiencia única y personalizada. Una apuesta por la salud y el bienestar que ahora da un paso más, a través de una colaboración con el Laboratorio de Neuroarquitectura de la UPV que le ha permitido conocer el impacto real que el diseño y arquitectura tienen en la salud de las personas.

Wanna se define como un estudio de diseño estratégico que crea experiencias. ¿Cómo ha evolucionado vuestra visión del diseño desde que empezasteis?

Antes de fundar el estudio, las tres trabajamos durante años en el sector de la publicidad. Por lo cuando nació WANNA tuvimos claro que queríamos combinar el branding y el diseño de interiores, dos disciplinas aparentemente alejadas que, sin embargo, cuando se conjugan dan lugar a proyectos coherentes, conceptualmente muy potentes y memorables. Esta visión integral se ha reforzado con el paso de los años, y además, se ha enriquecido con la creación de dos unidades de negocio que no dejamos de impulsar: la narrativa de marca y el diseño de ecosistema de experiencias. Porque hoy está más que comprobado que sin emoción no hay conexión… ni venta. 

A lo largo de vuestra trayectoria, habéis trabajado con marcas de distintos sectores. ¿Cuál diríais que es el hilo conductor que une todos vuestros proyectos?

El hilo conductor invisible entre proyectos es que todos, de una manera u otra, por una razón u otra, nos han hecho salir de nuestra zona de confort. Y ahí es, paradójicamente, donde nos sentimos cómodas. Porque son una invitación a aprender algo nuevo, a cuestionar nuestros procesos de trabajo, a investigar nuevos campos o áreas, a poner en práctica nuevas soluciones. Y eso es gasolina para nosotras. 

El hilo conductor visible entre proyectos tiene que ver con la voluntad de contar historias que conecten con las personas. Por eso intentamos que las narrativas que creamos partan de un insight con el que las personas se identifiquen o a través del que se puedan proyectar. 

Actualmente, el proyecto sigue evolucionando con nuevas tipologías y mejoras en materiales y tecnología, manteniendo el compromiso de ofrecer una arquitectura responsable y de alta calidad.

Aunque llevamos tiempo oyendo hablar del buen diseño y la sostenibilidad, el que los espacios puedan mejorar el bienestar y la salud de las personas es algo relativamente nuevo, sobre lo que investiga el Laboratorio de Neuroarquitectura de la UPV. Cuéntanos sobre la colaboración que habéis llevado a cabo con ellos en las NIU Houses, cómo surgió y qué os ha aportado.

La colaboración con la UPV surge de una relación de largo recorrido con la institución, ya que llevo más de 20 años como profesor en la universidad. El Laboratorio de Neuroarquitectura estaba interesado en abrir su investigación a construcciones reales y comunicar los resultados de sus investigaciones, y al descubrir en el informe de Welov que nuestro estudio es el que tiene mayor repercusión en redes sociales a nivel mundial, vieron, junto a otros motivos, una oportunidad para trabajar conjuntamente. Esta sinergia nos ha permitido explorar cómo la neuroarquitectura influye en la percepción y el bienestar de quienes habitan los espacios, en este caso las NIU, aplicando metodologías innovadoras y herramientas derivadas de la neurociencia para evaluar su impacto en tiempo real.

Gracias al Laboratorio hemos podido analizar desde un riguroso enfoque científico el impacto que el diseño tiene en nuestra salud, y conocer cómo aspectos como la iluminación circadiana, la altura libre, los materiales o el mobiliario, influyen en nuestro estado de salud y ánimo. Todas estas herramientas nos han permitido saber qué estamos haciendo bien y qué mal, y en qué podemos mejorar

Hablas de cómo los espacios nos identifican y, aunque muchas veces parezcan iguales, tanto el mobiliario como la arquitectura adquieren un significado u otro según donde se coloquen. ¿Qué papel le das en tus proyectos al mobiliario y cómo, en tu opinión, podemos desde empresas como Actiu, ayudar a mejorar la salud de las personas?

El mobiliario es una extensión de la arquitectura y juega un papel clave en la forma en que experimentamos los espacios, y es cierto que nuestro 'sistema de objetos' nos identifica. No solo complementa el diseño, sino que también define la relación entre el usuario y su entorno, influyendo en la comodidad, la funcionalidad y el bienestar.

Desde empresas como Actiu, se puede contribuir a mejorar la salud de las personas a través del diseño ergonómico, el uso de materiales saludables y soluciones que favorezcan la flexibilidad y el confort en los espacios de trabajo y vida. La arquitectura y el mobiliario deben estar alineados para crear entornos que optimicen la experiencia del usuario y fomenten su bienestar.

Bajo el lema 'Rediseñar el mundo', el MDF busca hacer las cosas de una manera diferente, desde un enfoque más responsable, que cuide de las personas y el planeta. Un reto al que cada vez nos unimos más pero que es importante divulgar. ¿Crees que estamos preparados para este cambio o aún queda un largo camino?, ¿cuál, según vosotros, es el siguiente paso?

El cambio hacia una arquitectura y un diseño más responsable es una necesidad ineludible, y aunque hemos avanzado mucho, todavía queda un largo camino por recorrer. La conciencia sobre la sostenibilidad y la salud está cada vez más presente, pero aún es necesario integrar estos valores de manera más profunda en los procesos de diseño y construcción, no solo como una opción, sino como un estándar. 

El siguiente paso es seguir apostando por la innovación en materiales y sistemas constructivos que minimicen el impacto ambiental y mejoren la salud de las personas, al mismo tiempo que se fomenta una arquitectura más flexible y adaptable a las necesidades cambiantes. La neuroarquitectura juega un papel fundamental en este proceso, ya que nos permite diseñar espacios que no solo sean sostenibles, sino que también mejoren el bienestar emocional y cognitivo de quienes los habitan. La divulgación es clave: cuanto más entendamos la influencia del entorno en nuestra salud y estado de ánimo, más podremos transformar la manera en que diseñamos y habitamos el mundo.